martes, 15 de noviembre de 2011

Mazmorras y dragones(Típico tópico)

Hola de nuevo (tarde pero a tiempo). Me ha sucedido algo extraño: he encontrado otro blog (to'l pollo) que aparecía como mío, y sin embargo era de dos compañeros míos de bachiller. Y el blog es anterior a mi cuenta en blogger. Cosas raras de teh internet. Da igual, ese no es el tema ahora, ahora toca... ¡una de caballeros! Sé que me habíais pedido alguna acerca de mis vivencias con el rol, pero antes de ello, me gustaría elegir bien cual de todas las historietas poner, para lo que quizá pregunte a mis colegas de viejas partidas (Carlos moñas, Raulillo, y principalmente, Loren). Intentaré que la próxima sea un fragmento de una de mis bitácoras (¡el retraso es para daros más ganas!), pero de momento, ahora toca una que me pidió explícitamente mi compañero Reiji.
Ahí va, ¡mazmorras y dragones!
En el cielo se fundían los colores del abismo y la sangre. En torno a la negra fortaleza se arremolinaban negros árboles tan retorcidos como lo que se escondería tras sus muros. Y entre toda la oscuridad que se plantaba en torno a tan lúgubre lugar, se erguía una reluciente armadura completa plateada, brillante como el fulgor del Sol que desvanecía justiciero las sombras. Cubría completamente a su portador desconocido, como si intentase protegerle incluso del aire empozoñado con MAL que se respiraba. La misteriosa figura tenía en sus manos un enorme escudo azul y una espada enorme. Debía de ser alguien muy musculoso como para poder cargar con tan pesado equipaje.


Entró a través del gigantesco portón de podrida madera. Aquello pareció ser algún día habitado por el hombre, ahora no era mas que una vacía edificación de piedra, con rotos muebles en su interior, guardados por sombras. Pero varios de estos no todos habían sido dañados únicamente por el tiempo. Algo grande y ardiente tenía que haberlos aplastado. En cuanto más avanzó, más fuertemente comenzaban a escucharse unos extraños gruñidos desde el corazón del fuerte. Pero nada quebrantó la firme voluntad de nuestra figura protagonista. Avanzó con convicción y sin miedo. Nada le impediría rescatar a la grácil y fina figura que aguardaba en lo alto del más alto torreón.


Pero algo apartó la resplandeciente armadura de sus pensamientos. Una figura negruzca en el suelo. Se acercó, y la movió algo con la espada. Entonces, la figura se quebró, debido a su increíble fragilidad, en plovo. Más bien cenizas. Parecían haber sido huesos, quemados. Al alzar su vista, vió que el pórtico que tenía ante sí estaba coronado por huesos humanos. Pilas de cráneos lo rodeaban. Sin duda alguna iba por buen camino.


Pero el futuro se adelantó. Al momento, dejaron de escucharse los sonidos del otro lado de la puerta. La mano enfundada en metal se acercó a la madera para empujarla con sigilo, cuando las rendijas del pórtico se iluminaron muy fuertemente. En un acto reflejo, se cubrió con el escudo a tiempo que la madera ardió en llamas. Todo a su alrededor era fuego. Ahora podía verse el origen del fuego. Allí adentro había un dorado dragón de varios metros de altura. Extendía sus alas, magnífico, mientras sus blancos ojos buscaban a fuese quien fuese que le había despertado, no sólo a él, sino también a su apetito.


La resplandeciente figura heróica (más impresionante por el reflejo de las llamas en su armadura) corrió a la enorme sala de piedra donde la aguardaba su tremendo enemigo. El enorme dragón se alzó, y sacudió el suelo, tratando de aplastar al supuesto valeroso caballero. Este corrió tras una columna. Sería difícil acercarse al dragón, al menos, acercarse y conservar la vida en el intento. Pensó en su próximo movimiento. Pero tuvo poco tiempo para pensar, pues se agachó de forma instintiva al menor indicio de movimiento. Efectivamente, la cola del dragón había derribado la columna tras la que se ocultaba, por lo que tuvo que hacerse a un lado rápidamente, tapándose con el escudo para evitar los escombros. Aprovechó el momento, y corrió hacia el gigantesco reptiliano. Era su oportunidad. Pasó junto a una de sus gruesas patas, tratándo de herirle con su espada bastarda, sin efecto alguno. Esas escamas eran más duras que la roca; pero no tenía tiempo para detenerse y pensarlo, de modo que corrió hacia el fondo de la sala.


Debía de pensar algo rápido, o acabaría entre una pila de huesos. Se le ocurrió que quizás las alas fuesen un punto vulnerable, o quizá el cuello. Gracias a la lentitud de la bestia para darse media vuelta, al personaje protagonista del relato le dió tiempo a percatarse de las escaleras que rodeaban la sala. Subió corriendo por ellas, mientras el dragón intentó acertar con una de sus llamaradas. De nuevo volvió a interponer el férreo escudo que detuvo el fuego. Y el caballero aprovechó el momento para saltar sobre su enemigo. En un acato de valor, voló sobre la distancia que los separaba, y atravesó la membranosa ala con su espada. El dragón rugió de furia, y abatió sus alas. Nuestro supuesto héroe salió volando, desprovisto ahora de sus armas. El escudo cayó a lo más profundo de una pequeña fosa, y la espada acabó trabada en una lampara que colgaba en lo alto de la cámara. Sin embargo, tuvo la fortuna de cortar una de las gruesas cuerdas que sostenían la lámpara, de modo que esta se quedó colgando a una altura más cercana. Y sin embargo, aún estaba en un punto bastante elevado.


Se frotó el yelmo. La armadura se veía ahora algo ennegrecida, y abollada debido al golpe. Pero aún magullada se veía llena de gloria. Herirle el ala sólo había servido para enfurecer al monstruo, y visto su gaznate de cerca, daba la sensación de ser tan blindado como el resto del dragón. Era imposible atravesar sus defensas, pero aún así, debía de intentarlo. Y lo primero sería recuperar su espada. Subió a toda prisa por las escaleras en que se encontraba (las cuales, como ya dije, recorrían entorno la gigantesca sala en una espiral ascendente). Y el dragón aleteó, creando potentes ráfagas de aire, que no torcieron el rumbo de nuestro viril héroe, a medida que se acercaba hacia este casi volando (pues el espacio no le permitía volar plenamente). Y la plateada y ya no tan brillante armadura llegó al final de las escaleras, pues simplemente, a esa altura (poco más que la del dragón), estaban rotoas, de modo que el camino terminaba allí. Se giró hacia el lado en el que se le acercaba la bestia, con las fauces abiertas. Algo brillaba en lo más profundo de su garganta. Era el infierno mismo. Pero entre nuestro personaje principal y el malvado dragón, colgaba la lámpara en la que se había enganchado la espada. Y eso bastó para que una audaz idea (por no ser llamada locura suicida) cruzó la mente de nuestro protagonista.


Retrocedió algo, y deshaciéndose de todo miedo, corrió hacia el dragón. Corrió hacia el fuego. Corrió hacia la muerte misma. Y saltó, impulsándose sobre la caída que ahora tenía bajo sí, levantando en el aire todo el peso de la acorazada armadura. El fuego comenzaba a asomar por la boca del dragón, todo parecía avanzar en cámara lenta, hasta el tiempo estaba prestando atención a todo detalle de la escena. La resplandeciénte armadura logró sujetarse a la lámpara colgante con una mano, mientras con la otra cogía su espada. Y siguiendo el impulso, la lámpara la balanceó sola hacia el dragón, que ya había escupido el fuego. Ahora, nuestra valerosa armadura estaba envuelta en llamas, mientras volaba por el aire. No se podía ni respirar, todo era fuego, todo ardía. Pero eso no la detuvo. Si el exterior del dragón era duro como el más poderoso metal jamás forjado, el interior debía de ser blando como la tierra húmeda. Y en un grito de poder y esperanza, atravesó las llamas, y entró en la boca del dragón. Este detuvo el fuego cerrando su mandíbula, para tragar a su nueva víctima. Por unos segundos todo se detuvo, el dragón se mantuvo petrificado.


Y entonces, comenzó a salirle sangre de la nariz. A continuación, antes de lo esperado, cayó fulminado al suelo. La boca de la tremenda bestia comenzó a abrirse poco a poco, pesadamente. Y de ella salió la armadura, humeante y sucia, pero victoriosa sin lugar a dudas... había matado al dragón. Había logrado lo imposible para cumplir la leyenda, y rescatar a quien tanto había estado en prisión en el más alto torreón. De ese modo, siguió caminando, y al poco, llegó a la puerta del más alto torreón. Subió por una larga escalera de caracol a lo más alto del más alto torreón. Y llegó, finalmente, a la sala prometida.


Abrió no sin algo de rudeza la puerta de madera. Tras ella había un pequeño y lujoso dormitorio, con la piedra tapizada en azur, y una ventana, tapada por unas cortinas celestes, que dejaban entrar algo de luz en la habitación, dándole un tono onírico. Nuestra figura enfundada se acercó a la enorme cama de matrimonio, velada por mosquiteras azules. Las apartó, y se acercó a la figura que yacía vestida de gala. Ropas azules, por supuesto. Mallas claras...camisa oscura, pelo castaño bien peinado, bigote y barba bien arreglados...bigote y barba bien arreglados...bigote y barba bien arreglados...
Era un príncipe, fino y grácil. Y nuestra figura se quitó el yelmo. Los largos pelos claros castaños cayeron por encima de sus hombros. Aun dolorida y con el rostro manchado por hollín, nuestra heroína había llegado hasta allí arriba. Quién diría lo equivocados que estaban los cuentos de hadas.






Bueno, hola de nuevo. El tema de esta semana, tal y como me propuso personalmente Reiji, es una guerrera que rescata a su príncipe. Aunque mientras lo escribía, me dieron ganas de ser un caballero el que se encuentra al príncipe. De todos modos, ahí está la historia (se nota que toco en un grupo de Epic Metal, ¿eh? Un saludo a mis compañeros de Taste of Vitae. Aprovecho para hacer publicidad y decir que tocaremos el 9 de Abril en Gandía, a quien le interese, que me pregunte). Y nada, eso es todo. A aquellos que me pidieron acerca del rol, si quieren proponerme algo más concreto, pueden hacerlo ahora. Y si lo que interesa es un tema aparte, es momento de proponerlo, pues después (o a este paso incluso quizá antes) de lo del rol, tocará escribir algo. Al tema de "mi vecina es una extraterrestre", si alguien estaba interesado, que me concrete algo más, para que me sea menos complicado (de todos modos, espero acabar utilizandolo).


Y nada, señoras, ya me dirán ustedes. Gutte Nacht, Freunden.
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4 comentarios:

  1. Mmm... espero que podáis leer esto antes que la entrada. Tengo problemas para poner bien los tabulados y puntos y aparte (cuando lo escribo se ve bien, pero al publicarlo se ve mal). Trataré de arreglarlo en breve, pues si no sólo se ve un amasijo de letras bastante poco apetecible. Disculpas. Espero que podáis leerlo lo antes posible.

    Ogh, no hay modo de hacerlo desde aquí, de modo que le pido ayuda a mis compañeros, a ver si a ellos se les ocurre algo...

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  2. si señor, esto es una historia de caballeros y no la de los cuentos para niños :D

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  3. Está muy bien, épico ... , épico ..., la narrativa es tremenda. Por cierto cuando he terminado de leerlo he recordado, repentinamente, el vídeo de smack my bitch up ... y ha sido raro (cosas de mi cerebro). Pero para cosas raras podrías escribir una bizarro-gore-yakuza-ninja-hellokitty-frikada comico-fantastica sobre la ciudad de Tokio. ;D Nacht Champi

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