martes, 29 de noviembre de 2011

Los brujos de la isla pirata (reseña de rol)

Hola a todos de nuevo. Vulevo a escribir con el retraso habitual. Bueno, pues hoy, como me habíais pedido por ahí, toca alguna vivencia con el rol. Sé que es bastante posible que aquellos que me lo habiais pedido quizá esperarais algo que también os aconteció, o a lo sumo, alguna anécdota graciosa. Pero he preferido poner una historia jugada hace tiempo, si bien aquí resumida (con permiso de aquellos que la jugaron).




La noche era clara en la isla, acababa de amainar la tormenta. Más allá del muelle de madera brillaban las casas pobres, de cáñamo, iluminadas por infinidad de lámparas de aceite. No había mucha gente por allí, apenas unas pocas sombras que se salían de los barcos recién llegados, pero de fondo se escuchaba el rumor de la muchedumbre que daba vida al nocturno corazón del poblado.


Entre esas sombras que bajaban del último barco, salió un noble paladín, con su espada en cinto y escudo a la espalda, junto a su acompañante, otro hombre de negro abrigo, encapuchado y fino, misterioso. Eran Constant y Gradius, mercenarios. Tenían que haber llevado un paquete a su destino, semanas atrás, cuando un misterioso ladrón se lo quitó de las manos. Ambos le habían seguido la pista, y habían acabado en aquella isla pirata.


Constant se dirigió a uno de los marineros que quedaban en puerto, y le preguntó si sabía algo acerca de Khanrad (aquel misterioso ladrón que les había robado), y el marinero dijo que para nada había oido ese nombre. Constant iba a insistir en su pregunta, pero se percató entonces de que el pirata iba a desenfundar su arma para posiblemente robarle, a lo que el paladín se adelantó, empujando al bribón al mar. Ante tal suceso, se acercó una figura encorbada, encapuchada, y cubierta con una capa. Dijo al paladín que no parecía ser alguien cualquiera de allí. Siguiendo al encapuchado, llegó un guerrero oriental, en pose protectora.


El encapuchado era Rul Maister, poseedor de habilidades sobrenaturales, de intelecto especial, y de un aspecto horrendo. El hombre oriental era Kang, fugitivo de su nación por haber robado una espada mágica, símbolo de la dinastía imperial.


Kang se presentó, y presentó a Rul Maister como su escudero. Constant devolvió el saludo presentándose a él mismo y a Gradius. El oriental preguntó al paladín cómo podía haber un hombre como él en aquella isla, a lo que Constant le explicó que venían buscando algo que les había sido robado. Y le devolvió la pregunta a Kang, quien dijo que viajaba por complacer su alma. De modo que decidieron ir los cuatro juntos al poblado, ya que todos ellos parecían ser de confianza. Sin embargo, la noche se presentó extraña. En un altercado público que inmiscuyó a una sicario que llegó allí a por los dos mercenarios, Gradius (en su imprevisible y arrogante naturaleza), se separó del grupo, desapareciendo. Así que sólo quedaron Rul Maister, Kang y Constant para pasar la noche en una posada.


A la mañana siguiente, el paladín y el samurái discutieron acaloradamente acerca de la localización del paquete perdido, cuando se percataron de que Rul Maister no estaba con ellos. Estaba a punto de salir por la puerta con un hechicero, de aparente salud débil.

-"¡Detente! ¡¿Qué le vas a hacer a mi escudero?!"-Preguntó el samurái molesto, a la par que tanto él como Constant sacaban las armas.
-"No es nada que incumba a escoria como tú"-Respondió el brujo.-"Posee poderes sobrenaturales, por eso vendrá conmigo".
-"¿Con ese respeto te diriges a los demás?"- Devolvió Kang.
-"Por lo menos deja ir a nuestro compañero"- Pidió el paladín.
-"¿Dejar ir?"-Dijo el brujo-" Él viene conmigo por decisión propia, no permitiré que lo retengáis por más tiempo".

Y Kang le lanzó un ataque con su espada, a la vez que una barrera mágica se interpuso entre el brujo y el golpe. Como respuesta el misterioso brujo lanzó un rayo de energía a Constant, que lo detuvo con su escudo, a la vez que avanzaba hacia su enemigo. Pero de forma sobrenatural, Rul Maister le detuvo, paralizándole, y al momento gritó a todos que se detuviesen.

-"Dejad que decida él."-Dijo malicioso el brujo.
-"¿Con quién irás, Rul Maister?"-Preguntó Constant.

Y Rul Maister se marchó con el brujo, ante la furiosa mirada de Kang. Se quedaron solos el paladín y el samurái. Que remedio, deberían continuar sin su hechicero. Así que decidieron dividirse para encontrar el valioso paquete. Kang avanzó a solas por las calles, y escuchó a un corpulento pirata hablar algo acerca de una recompensa. El samurái le preguntó por el motivo de su conversación, y el pirata le respondió lo sucedido. Al parecer, la noche anterior, Gradius había ofrecido recompensa por atrapar a un ladronzuelo. Sin embargo, una vez atrapado, el ladron no parecía tener lo buscado, se lo había requisado la secta de brujos que dominaban la isla. Kang agradeció la información, y buscó rápidamente a Constant para explicarselo.


Sin embargo, cuando se encontró con el paladín, este iba acompañado de otro guerrero oriental. Al verse, los dos orientales sacaron sus armas, y se lanzaron a combatir, para la sorpresa del paladín. En apenas unos pocos movimientos, el samurái había ejecutado a su agresor. Kang dijo que debía de ir con cuidado, pues era buscado en su país, y aquel era un enviado para acabar con él. Una vez aclarado eso, le explicó lo que había averiguado.


Y los dos marcharon por la costa, hasta que acabaron llegando a la guarida de los brujos. Irrumpieron en esta, listos para el combate. En la caverna habían varios brujos, de entre los que salió aquel que marchó con Rul Maister, acompañado de este último. El paladín pidió la piedra, y el brujo dijo que no le sería dada a alguien como él. Constant dijo que no quería hacer daño a nadie, pero le obligaban a hacerlo. Y puso su escudo por delante, y se dirigió a los brujos, seguido por Kang. A un gesto del brujo que acompañaba a Rul Maister, salió Gradius, con la mirada perdida. Claramente había intentado entrar, y en su fracaso había sido convertido en un sirviente de los brujos. Entonces los brujos atacaron lanzando infinidad de rayos mágicos, y bolas de fuego, que chocaban con el escudo y la armadura del paladín. Pero este seguía hacia adelante, impasible.
La robustez del paladín sorprendió a la mayoría de los brujos. Pero algo hizo detenerse a los dos atacantes; del fondo de la estancia, retumbó una voz en un idioma arcano, y los brujos se retiraron (a excepción de Rul, y su maestro). Del foco de la voz, salió una armadura llena de sombras, claramente el líder de los brujos, un elemental de oscuridad. De la armadura salieron dos sombras que fueron a atacar al paladín y al samurái.


Kang combatió hábilmente usando su espada mágica contra las dos sombras, mientras Constant trataba de acercarse al maestro de Rul Maister, quien puso un escudo por enmedio para protegerlo. Sin embargo, para sorpresa de todos, Gradius, en acopio de su fuerza de voluntad, retomó el control de sí mismo, y apuñaló por la espalda a Rul Maister. El brujo, sorprendido por su desliz, trató de centrarse en controlar de nuevo a Gradius. Tanto Kang como Constant aprovecharon el momento de debilidad que esa sorpresa les había brindado. Kang aprovechó para desenvolverse de sus dos oponentes, y atravesar el costado de Rul Maister, hiriéndole de gravedad. Para él, Rul era lo peor, un traidor, que ahora huia como una rata hacia la salida. Sin embargo, las dos sombras volvieron a ser su centro de atención cuando fué atacado por estas. En ese momento, Constant aprovechó que el escudo sobrenatural de Rul Maister se había debilitado para clavar su espada en el hombro del brujo, de un mortal golpe. Y en ese momento Gradius se acercó al brujo, consciente de sí mismo, y acabó con él. Ahora era libre de nuevo.


Siguiendo avanzando, Constant se dirigió a la armadura que contenía la oscuridad, cogiéndola por sorpresa. Levantó su espada, y la hundió en el yelmo, cortándolo por la mitad, rezumando ingentes cantidades de oscuridad. La victoria se dibujó en el rostro del paladín, cuando entonces el poderoso brujo oscuro estalló, malhiriendo a Constant y a Kang (debido a su cercanía a la explosión). Gradius se encontró prácticamente a solas. Miró a donde antes estaba el maestro de las sombras, y vió en su lugar una pequeña piedra negra. Ese era el paquete que debían entregar, vaya. Lo cogió, y se dispuso a salir, cuando reparó en la espada mágica del samurái. No sabía mucho acerca de esas cosas, pero parecía ser muy valiosa, de modo que también la cogió. Y marchó. Al final, no todo había salido tan mal para él.


Al poco rato, llegó un escuadrón de templarios. En principio habían seguido el rastro de piratas hasta la isla ese mismo día, para impartir orden. Pero al descubrir la secta de brujos, se habían armado para arrestarlos a todos. Al encontrar allí malheridos a Kang y Constant, les prestaron atención médica para que se recuperasen. Kang estaba sumamente molesto, quería de vuelta su espada. Pero Constant era feliz, había realizado una increíble proeza.





Rul Maister observaba como detenían los templarios a los brujos, escondido en las sombras. Pero tenía el libro secreto en el que estaban anotados los conjuros de su maestro. Se vengaría.







Bueno, ahí está, para bien o mal. Claro que deja muchas cosas abiertas, y que hay otras que necesitan explicación, pero eso se debe a que es un capítulo dentro de una historia más amplia. También señalar que quizá no haya quedado bien, pues en realidad es mucho más extenso, y para resumirlo he tenido que obiar infinidad de detalles y explicaciones. Pero como he dicho, eso es un esbozo de una partida. Aprovecho para enviar un saludo a aquellos que nos reunimos todos los viernes (sí, Reiji, a los de los jueves también) para jugar; las buenas costumbres no deben perderse. También propongo a aquellos que nos conozcan a adivinar quienes interpretaban a los portagonistas.
Licencia Creative Commons
INGMNARRATIVADIGTAL por Nugvy se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

No hay comentarios:

Publicar un comentario