domingo, 16 de octubre de 2011

La curiosidad le mató

¡Pepito Vampi-Sol no se aleja mucho de la historia de esta semana! De todos modos, ya dejaremos a los vampiros ir a la playa en otra ocasión...
Pues hola de nuevo a todos, como no, volví a última hora para traer el relato corto de esta semana. Y tal y como todos sabéis, esta vez es de vampiros. Para tramarla, me ayudó Cristina, mientras tomamos unas enseimadas de pasas con Laura en la cafetería VaB (donde por cierto, recibimos un trato estupendísimo). También, esta vez el relato será de una extensión menor que el de la semana pasada, para que no os de pereza leerlo. Y de nuevo, agradeceros a todos vosotros, aquellos que me habéis leído y comentado, por animarme a seguir con esto, y a mis compañeros de blog, por hacer trabajos tan buenos como los que están haciendo.


Dejo de divagar, y que comience el relato, otro de no-muertos:



Carlo había decidido pasar el verano en Rocles. Dejaría el ajetreo de sus estudios superiores en la ciudad para relajarse esos cuatro meses libres en un pueblo apacible y relajado en mitad de la foresta francesa. Aunque, ciertamente no sabía el motivo por el que estudiar lo que estudiaba, criptología, pues ya se había desengañado: sus estudios no tenían utilidad alguna en la ciudad.

Sin embargo, el verano había resultado más interesante para él, mucho más interesante de lo que jamás habría imaginado. En ese apacible pueblo sucedían extraños incidentes, relacionados con oscuros habitantes. A pesar de ser temidos por la gente, nadie sospechaba ningún atisbo de lo que sucedía. Carlo conoció a Lara, una joven elocuente y vivaz, residente de Rodes, con la que entabló cierta amistad gracias a su afición a las películas de terror. Sin embargo, la mujer era reservada en cuanto a su vida privada, y sus encuentros fortuitos únicamente tenían lugar a partir del anochecer. Carlo pensó que quizá ella tuviese algún problema personal, de modo que, en una noche de agosto, no pudo evitar seguirla.

Tras caminar entre las oscuras sombras nocturnas del bosque, Lara volvió al poblado, adentrándose en una de las casas de las afueras, cuya puerta aún estaba abierta. Carlo pensó que Lara viviría allí, hasta que la vió salir con la camiseta salpicada por sangre. Eso le asustó, a la vez que avivó su curiosidad hasta límites insospechados, ¿qué estaba sucediendo allí? De todos modos, el camino de Lara no terminó allí. Para su sorpresa total, acabó llegando a la vieja mansión junto al cementerio, donde vivía el extraño grupo de gente al que apenas se veía en las calles, y de los que los pueblerinos tanto rehuían. Por lo que sabía, el propietario era un anciano griego, despiadado y cruel.

A lo largo de las noches siguientes, impulsado por la confianza que había tomado a la muchacha en aquellos meses, indagó por lo sucedido. Ella también le tenía un profundo aprecio, por lo que terminó por confesarle que ella, como sus compañeros, eran vampiros. El joven lo tomó con asombro y emoción: no podía ser verdad que esto le sucediese a él. Ella le confesó que los vampiros tomaban sangre de la gente mientras dormía, y luego les cerraban las heridas con su saliva. De ese modo habían logrado subsistir allí por mucho tiempo. Pero no todos ellos querían una vida a escondidas y apacible, Brontë, el viejo griego y más antiguo de los vampiros de allí, estaba convencido de que en una vieja caja-fuerte suya, yacía algo capaz de hacerles inmunes a la luz solar, con lo que podrían atacar abiertamente a los humanos. Carlo insistió en verla, y Lara se lo prohibió.

Sin embargo, ella también se vió atraída por la idea de vivir bajo el sol. Misteriosamente, se le notificó de que Brontë marcharía a buscar algo muy importante en una ciudad cercana, y muchos marcharían con él. Como ella prefería que el viejo griego no se saliese con la suya, decidió guiar a Carlo hasta la caja fuerte.

En la sala había un cuadro de un antiguo griego, con una cinta en la mano, y una vara en la otra.

-"Mmm..." -suspiró Carlo,-"veo que lo que la caja fuerte pide es un largo código de letras y números"
-"La única pista que, según Brontë, tenemos es un número, el siete"- respondió Lara. Entonces Carlo comenzó a husmear entre los cajones del lujoso dormitorio del vampiro griego-"Me parece muy extraño que no hayamos encontrado a nadie vigilando este cuarto"-Continuó Lara.
-"No te parezca raro, ¿acaso no dijeron ya que se iban?"
-"Si, pero..."
-"¡Pero piensa en lo que vamos a descubrir! Vaya..."-Dijo Carlo, a la vez que sacaba una larga cinta con letras de un cajón.-"¿Esta no es la misma cinta que la del cuadro?"
-"Si, es de Brontë. De todos modos escucha, esto es muy raro. Mejor marcharnos, y volver en otro momento."
-"No creo que haga falta"-Le dijo a Lara mientras leía la cinta, y miraba la caja fuerte.-"Dijiste siete,¿no?
-"Nunca he visto la caja, pensé que estaba oculta en algún sitio...¡Vámonos!
-"¡Ya está, esto es una escítala!"- Gritó mientras enrollaba la cinta en una de las gruesas columnas de la habitación, dándole siete vueltas con la cinta, pegando sus extremos a la piedra con cinta aislante.
-"¡Carlo!, ¿no me escuchas?¡Tengo un muy mal presentimiento, no debemos estar aquí, si nos encuentra el antiguo, no sabes los horrores que nos hará!"
-"¡No ahora! ¡La contraseña es lo aquí escrito! ¡Si lees la cinta enrollada, hay un texto! ¡Esa es la contraseña!"-Dijo eufórico mientras comenzaba a girar la enorme "rueda"(rodeada de carácteres griegos) de la caja fuerte introduciendo la contraseña.

Al poco rato la pequeña y sumamente pesada caja fuerte se abrió, y el brillo de su interior se reflejó en el rostro de Carlo. Al fin le sucedía algo grande, al fin servía su existencia para algo. Pero cuando fué a girarse hacia su compañera se percató de no haberla oído hablar en aquel tiempo. A sus espaldas yacía Lara en el suelo, con una estaca en el pecho, y un pequeño grupo de vampiros, en cuyo centro estaba Brontë.

-"¿Creías que no sabíamos de vuestras charlas?¿Creías que no sabíamos de tí? Nosotros sabemos quién entra, y quién intenta salir de Rocles. Conocemos las habladurías de los nuestros. Somos los antiguos, mortal, y lo sabemos todo. Ahora gracias a ti, somos libres. Ella se percató y te avisó, pero,para tu desgracia, la curiosidad te mató. Prepárate para lo peor."



Bueno, bueno, bueno, espero que esta vez no haya sido tan largo como la semana anterior. La historia tramada era demasiado complicada como para resumirla aún más. Espero que el enlace de la escítala os haya resultado clarificador, puesto que así me ahorraba explicar en detalle en qué consiste.También lo siento, Cristina, por motivos de trasfondo, Dimitri tuvo que llamarse Brontë (nombre griego), y gracias por la ayuda. Y, de nuevo, gracias a vosotros por leer. Todo consejo y crítica son bien recibidos. Espero que os haya gustado, y poder leer en breve propuestas sobre la temática del próximo relato.

¡Saludos!



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5 comentarios:

  1. ninjas y pizaa marcos, ninjas y pizza :D

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  2. De todos los enemigos de los vampiros, el sol es, sin duda, el peor

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  3. me la acabo de leer! esta wai ya sabía que esto no acabaría bien xD, muy bien narrada ;)

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